El problema del manejo del recurso agua no es simplemente la mala planificación, es un problema político y de falta de visión para el país.
Buenos o malos, los planes en Puerto Rico para el manejo de recursos no se respetan, están desarticulados y quedan a la merced de los intereses políticos y económicos del momento. Así lo plantearon el planificador José ‘Tato’ Rivera Santana y el ambientalista Juan Rosario Maldonado durante el foro Hablemos del Agua que organizó el Capítulo Estudiantil de ANDA.
En tiempos de crisis, como la sequía, aparecen soluciones mal informadas y sin análisis. “Cuando se nos presenta un desfase entre oferta de agua y demanda de agua, actuamos en el lado de la oferta”, comentó Rivera Santana. Por ejemplo, se ha propuesto construir más embalses de agua, pero Puerto Rico es el sexto país en el mundo con más embalses por milla cuadrada, dijo Rosario Maldonado. Antes de hacer una gran inversión económica en nuevas estructuras, hay que tomar en cuenta cómo se maneja la demanda.
El racionamiento no tiene que ver con la sequía. Siempre ha habido periodos de sequía, la clave está en prepararnos para manejarlos bien. Uno de los retos que enfrentamos es el uso y aprovechamiento inadecuado del agua, debido en parte a la sedimentación y las pérdidas que resultan de la infraestructura deteriorada de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) y los salideros. Se estima que la AAA pierde 58% del agua que procesa.
Cuando se habla de la demanda de agua hay que incluir a la industria y la agricultura. En la planificación también hay que tomar en cuenta que el agua es necesaria para otros sistemas naturales, que el cambio climático va a tener un impacto, y que hay que proteger las cuencas hidrográficas.
Rosario Maldonado cuestionó la idea que ha circulado en los medios de que en Puerto Rico hay suficiente agua, pero que no se maneja bien. La ONU define escasez absoluta cuando los abastos de agua llegan a 361 galones por persona. Los abastos de agua en la Isla equivalen a 257 galones por persona, según calculó el ambientalista.
El problema del manejo del agua es más que nada político. Lo difícil no es elaborar un plan, sino implementarlo “porque se trata de atender asuntos que son polémicos y han sido objetos de controversia” entre distintos sectores sociales, comentó Rivera Santana. La demanda de agua puede generar conflictos entre, por ejemplo, el uso para la actividad agrícola y el uso de una comunidad.
La discusión del agua deja afuera problemas sistémicos difíciles de resolver. “En algún sitio alguien se está quedando sin agua porque yo la estoy usando”, dijo Rosario Maldonado. Estamos en crisis porque hemos “chocado con los límites físicos del planeta y no nos damos cuenta de que no podemos hacer las mismas cosas”. Tenemos que preguntarnos cuánto daño estamos provocando porque vivimos como si los recursos fueran ilimitados. Hay que cambiar el paradigma y buscar soluciones holísticas a la escasez de agua, concluyó.
El problema de fondo es definir qué tipo de país queremos ser, añadió Rivera Santa. Eso requiere reconocer nuestros límites, cómo vamos a usar nuestros recursos y cómo nos vamos a relacionar con el resto del mundo.
Sin embargo, la sociedad civil no ha presentado una solución coherente que tome en cuenta nuestra extensión geográfica y poblacional, dijo Rosario Maldonado. La visión más clara está en el sector comercial, industrial y financiero, y es la que está ganado terreno.
La respuesta ciudadana es medular en esta crisis porque “es la que puede agrietar el problema político”, opinó Rivera Santana. La movilización ciudadana no es instantánea. Un paso que está a nuestro alcance es divulgar conocimiento y forzar a las agencias a compartir información.
El conversatorio se celebró el pasado 26 de octubre en la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico. Es la primera de una serie de charlas sobre el agua que organiza el Capítulo Estudiantil de la Asociación Nacional de Derecho Ambiental.